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martes, 8 de diciembre de 2015

ECONOMIA MIXTA



ECONOMIA MIXTA 

 Esta expresión puede referirse al campo microeconómico  —capitales públicos y privados que participan en el accionariado de una empresa—,  en el que las decisiones administrativas, la provisión de recursos y el reparto de beneficios se efectúan proporcionalmente al capital aportado por el Estado y los particulares; o al campo macroeconómico, en que el Estado y los particulares comparten responsabilidades en las tareas del desarrollo de un país.
          Es a esta última referencia, propia de la economía política, a la que me remito en estas líneas. La economía mixta es el sistema en el cual el sector público y las empresas privadas interactúan y trabajan conjuntamente en el desarrollo de un país, bajo la vigilancia estatal. En este sistema los medios de producción, dependiendo del tipo de actividad de que se trate, pueden ser de propiedad privada, de propiedad estatal o mixtos. Pero todos ellos deben responder a la orientación general que les da la autoridad pública a través de la >planificación.
          Este sistema supera las imperfecciones del >laissez faire tanto como las del >estatismo y combina las virtudes del mercado con las de la regulación y planificación estatales. Y aunque la planificación puede ser compulsiva para el sector público e indicativa para el privado, sus señalamientos ejercen mucha influencia en la economía particular, ya como elementos de referencia para su propia planificación, ya como inductores de la inversión en determinados campos cuyo desarrollo tiene carácter prioritario para el gobierno. Este sistema se puso en práctica en varios países a partir de la década de los años 30 del pasado siglo para superar la crisis recesiva mundial de aquellos años. Su gran mentalizador fue el economista inglés John Maynard Keynes (1883-1946), creador de la escuela económica denominada >keynesianismo.


lunes, 7 de diciembre de 2015

ECONOMIA PLANIFICADA



ECONOMIA PLANIFICADA

La economía planificada o centralizada es aquella en la que son las decisiones de las autoridades, generalmente el gobierno, las que determinan la asignación de los recursos escasos y disponibles en dicha economía. Constituye el opuesto de las economías de mercado, donde la asignación de los recursos tiene lugar mediante la toma de decisiones descentralizada de los millones de consumidores y productores que intercambian bienes y servicios en la economía.
II. LOS SISTEMAS ECONÓMICOS DIRIGIDOS O PLANIFICADOS
La economía de mercado funciona mediante un proceso en el que los agentes económicos, de manera individual, deciden qué productos comprar y en qué cantidades, y las empresas a su vez deciden qué bienes y servicios producir. Para ello, a su vez, emplean los factores productivos que les ofrecen los propietarios de los mismos en las condiciones que consideran oportunas. La totalidad de decisiones de estos millones de agentes económicos que se coordinan a través del mercado, constituye la llamada economía de mercado.

En un sistema económico dirigido es una autoridad central la que determina el comportamiento de la economía. Dicha autoridad se encarga de establecer qué bienes y servicios producir, cómo producirlos (es decir, que factores productivos se van a emplear) y quién podrá tener acceso dichos bienes y servicios. Economía dirigida y planificada se suelen emplear como sinónimos, pues los sistemas dirigidos requieren el establecimiento de complejos planes donde queden reflejados el comportamiento que se desea imponer. Por otra parte, y como señaló el premio Nobel de economía Milton Friedman, este tipo de sistemas económicos son contrarios a la libertad, y tienden a afianzar el poder coercitivo de los gobernantes sobre los ciudadanos.

CAUSAS DE LA ECONOMIA

CAUSAS DE LA ECONOMÍA


Las causas de los problemas económicos son muy diversas y no siempre se repiten del mismo modo. Generalmente, cuando una empresa o un Estado acusan algún tipo de turbulencia financiera suelen darse muchísimas explicaciones entre las que destaca el negativo impacto del contexto exterior. ¿Hasta qué punto los problemas externos acaban convirtiéndose en internos? En una economía mundial, el colapso de algún eslabón de la cadena puede desembocar en una crisis global. Analizando las grandes crisis de la historia reciente (1929 y 2008), observamos que esta máxima se repite de manera milimétrica sobre todo en los países desarrollados.
Con todo, el factor externo, aun siendo el más cómodo para gobernantes y empresarios (pues pueden achacar los problemas a factores ajenos a su gestión), resulta el menos importante de todos. Cuando una economía (tanto nacional como privada) se mueve siempre en parámetros solventes y actúa de modo responsable, el contagio de las enfermedades de sus vecinos y socios es mucho menor. Países tan dependientes de las exportaciones y del comercio exterior como Suecia o Alemania han superado la Gran Recesión sin apenas desgaste social y sin recurrir masivamente al endeudamiento o a aumentar la fiscalidad. El paso del tiempo demostró hasta qué punto las prioridades inversoras de España estaban equivocadas. Autovías prácticamente por estrenar, aeropuertos inaugurados pero sin aviones y otros que sí que están operativos pero que sería preferible que se cerrasen por las enormes pérdidas que suponen, o complejos dedicados a múltiples temáticas (innovación, divulgación, conferencias, eventos…) que en realidad carecen de utilidad pública, constituyen la imagen de una apuesta equivocada. Ello es extrapolable al ámbito privado, en el que muchas empresas suelen vaciar sus reservas en virtud de planes estratégicos mal enfocados.